lunes, 10 de junio de 2013

¿Qué es una admisión?, por el Equipo de Admisión Adultos

Es un dispositivo pensado para que algunos puedan devenir pacientes, en el mejor de los casos y tal vez hacer del motivo de consulta, una pregunta que los interrogue a posteriori, en el espacio de las entrevistas preliminares, con el analista asignado.
La admisión es un proceso, muchas veces consta de varias entrevistas, porque en ocasiones, no es suficiente una entrevista para evaluar si la problemática o complejidad del caso es tratable o no en la Institución, o si es necesario realizar una derivación externa.
La admisión varía, no es algo estandarizado, cada experiencia es singular. De ahí lo novedoso y complejo de la misma.
Es ofertar una escucha, otorgar un lugar, un espacio donde hay un analista que permite alojar al consultante, y brindarle la posibilidad de relatar aquello que lo trajo a la entrevista. No es sin consecuencia para aquel, que, con su sufrimiento se acerca al primer encuentro. Como analistas en relación a nuestro deseo, intentaremos hacer lugar
a la singularidad de cada uno interviniendo con cierta prudencia al interrogar su discurso, tratando de subjetivar algo del orden de ese malestar.
Se trata de ubicar en ese momento inaugural las coordenadas de la vacilación fantasmática ya que las mismas nos podrán indicar qué generó la actual consulta.
El entrevistado se acerca a la Institución, cuando siente que «algo no funciona» como antes o que solo no puede, que necesita ayuda; es tarea del admisor evaluar si la persona que consulta está en el lugar adecuado y en el tiempo oportuno para comenzar un tratamiento.

Qué escuchará un analista en carácter de Admisor?

Cuando nos referimos al modo de intervenir no se trata de hablar mucho, preguntar todo; el silencio también puede
ser una intervención.
El analista, en esta etapa preliminar del proceso de admisión, podrá recortar del discurso del paciente, una demanda de análisis o que el mismo se vaya pensando en una pregunta que posibilite allí un tratamiento.
En una admisión nos podemos encontrar con que el paciente nos solicita determinadas «características imaginarias» de su futuro analista (por ejemplo que sea hombre o mujer, joven o de edad mediana, etc.) en cuyo caso el admisor evaluará, si tenerlas o no en cuenta, debido a que estas son condiciones que pueden ayudar a que el paciente se sienta escuchado y alojado para luego facilitar la inserción en el dispositivo.
A veces puede ocurrir que el motivo de consulta no coincida con lo que al final de la entrevista de admisión se vislumbre como demanda o pedido. Las intervenciones apuntarán a despejar esta incógnita.
El analista puede no admitir ese pedido. Las razones son variadas y tendrán que ver con lo que el admisor escuche desde su posición de analista, porque si bien no hay un análisis la escucha es analítica.
Es con la particularidad de cada caso, que tomaremos una decisión para realizar una derivación externa o interna.
La derivación externa, se realiza cuando se trate por ejemplo, de cuadros graves y/o agudos y que requieran instituciones con presencia de un equipo multidisciplinario, hospital de día, emergencia psiquiátrica, etc. Y en el caso de ser admitido, se realizará la derivación al equipo institucional que corresponda para abordar allí la problemática del consultante, quien encontrará un espacio donde un analista aloje su padecer.
La práctica en el dispositivo de admisión da la posibilidad al analista de estar en relación directa con la demanda del entorno social, permitiéndole conectarse con la subjetividad de la época. La entrevista de Admisión desde el inicio implica una posición del analista y un Acto

No hay comentarios:

Publicar un comentario